Dice Ticio Escobar sobre esta muestra que cuenta con la curaduría de Osvaldo Salerno: «El título de esta muestra, toma el nombre técnico de una figura de la medicina forense referida a las lesiones dejadas por un intento de suicidio. Un intento indeciso, dudoso, ante el destino. En el plano del arte, como quizá en el ámbito de lo humano en general, el destino nunca es tal mientras no tenga fecha marcada; mientras pueda, quizá, ser aplazado por una duda vacilante y radical.»
Quiroz posee formación en Medicina y especialización en Hematología y trasplante de médula ósea y este aspecto de su vida profesional desempeña un rol importante en su obra visual. (…) La escena donde se quiere y se muere es la misma donde se representan el desamor y el impulso vital. Es la propia del arte, que se desarrolla tensado, dislocado, entre la melancolía y el entusiasmo. Las fotografías que integran esta exposición fueron tomadas casi de un tirón, en la misma locación que luego sería espacio de la muestra. En los jardines y las habitaciones donde, como en todos los escenarios, aparecen y se retiran las figuras del amor y de la muerte. Todos los sitios humanos son lugares marcados, destinados a ser sede de un acontecimiento nunca resuelto, siempre pendiente. (…) ….el cuerpo sobresale como figura, como símbolo y metáfora y termina por imponer su presencia
por sobre la del sostén que lo sustenta y disputa la escena. En los ambiguos dominios del arte contemporáneo, el cuerpo no se presenta sólo como tema o como modelo estético; como refugio secreto del sexo o la materia corruptible opuesta al espíritu. Irrumpe, sobre todo, como disparador
de cuestiones y conceptos que rebasan los dualismos binarios, se involucran en los azares de la subjetividad y se conectan con las contingencias de la biodiversidad. El cuerpo es la sede del deseo, pero también el apoyo de la memoria resistente. Es el lugar del goce, ese placer ensombrecido por
el horizonte de finitud que condiciona y legitima lo humano. Por eso, en otro momento de esta serie, el cuerpo recupera casi enteramente sus fisionomías y sus formas y, se yergue apoyado, a falta de pies, en trípticos. El espacio de la representación conquista la tridimensionalidad y se reafirma como claro escenario clásico. El guiño a Velázquez permite el
juego de espejos y composiciones canónicas, que se desarman pronto por la intrusión del cuerpo real recortado en la puerta vacía del fondo. El cuerpo “real” es pura imagen del cuerpo físico, la metáfora del artista que se cuela en el interior del cuadro. El lugar donde se ha montado esta escena es el mismo donde se exponen las fotografías. Son trucos de la memoria atribulada, que inventa figuras para encarnar sus fantasmas.
Gallery Labs abrió su puerta en Buenos Aires en febrero de este año, en pleno corazón de Retiro, en un espacio que por su morfología y características, desafía la curaduría y el montaje, luego de 7 años participando en ferias internacionales y nacionales. En esta oportunidad, invitó a Osvaldo Salerno director de Fabrica Galería/Club de Arte, de Asunción, Paraguay quien presentó esta muestra con la curadurúa de Ticio Escobar.
Del 26 de octubre al 20 de noviembre.
Gallery Labs (Esmeralda 986).