Lorena Romanin
(Los libros del espectador)
Con estudio crítico de Jorge Dubatti. “En Como si pasara un tren Lorena Romanin imagina un hogar de provincia, en una ciudad con resabios rurales (podría ser Mercedes, en la Provincia de Buenos Aires, entre la vida urbana y el campo, entre la gran ciudad y el pueblo) habitado por una madre y un hijo veinteañero con retraso madurativo. El padre los ha abandonado y no quiere saber nada de ellos. Y de pronto, viene a visitarlos una sobrina de la madre. Como si pasara un tren no es el estudio de un caso clínico ni el registro conmovedor de una enfermedad terminal, sino una profunda metáfora del hijo como otredad, como opacidad y diferencia. (…) La visita y un viaje en tren traerán otras miradas, otras formas de relacionarse entre madre e hijo. No se trata, como en el caso del padre abandónico, de rechazar al hijo y desear no verlo nunca más. Se trata de estar disponible para el diálogo desde la diferencia”.
Romanin propone un retrato de su propia generación, o incluso de los que la siguen, a partir del análisis de ciertos núcleos de sociabilidad: la actitud frente al amor y el sexo, el trabajo, la soledad, la angustia y el dolor frente a un destino incierto, la salud física, las creencias y el vacío en tensión existencial, en un mundo de vínculos en permanente metamorfosis y donde todo está a punto de disolverse”. “Tanto en Como si pasara un tren como en Todo lo posible Romanin se asoma a mundos complejos y preserva para las/los espectadores un margen de distancia, de infrasciencia o imposibilidad de llegar a conocer las claves y los secretos de esos mundos. Otra concepción del realismo como forma teatral del inapresable misterio de la realidad social”.