Una exposición que otorga reconocimiento a artistas maestros de Argentina y pone en diálogo la tradición histórica de la enseñanza de las artes y los proyectos experimentales de las últimas décadas.
El aprendizaje infinito se centra en las experiencias desarrolladas en la Argentina entre los siglos XX y XXI, impulsadas por artistas, educadores, pedagogas pioneras y proyectos de democratización del saber, organizados desde las instituciones y sus márgenes, con una misma raíz igualitaria, experimental y transformadora.
Su curadora, Jimena Ferreiro, quien trabajó en colaboración con Alfredo Aracil, explica: «hubo un trabajo muy estrecho entre las áreas de Curaduría y de Educación que hizo posible este proyecto, relacionado con el llamado “giro pedagógico” de los 2000, que es una manera de pensar la producción del conocimiento al interior de las instituciones en situación de paridad: no solo piensan los curadores y los educadores ejecutan, sino que el proceso es solidario, recíproco y colaborativo. La misión del sistema educativo es imaginar vidas en mejores condiciones. Esto coincide con la dimensión utópica de la práctica artística. Arte y Educación tiene una misma raíz comunitaria e igualitaria que apuesta a la transformación social.»
La exposición se desarrolla en las salas A y B de la Planta Baja del museo. La sala A gira en torno a nuevos paisajes para los aprendizajes. En ella se pueden ver obras de Diana Aisenberg, Amalia Pica, instalaciones como la recreación de un museo popular con las máscaras de Tomás Espina, y pinturas para hacer picnics de Marina De Caro de la serie Tierra de las emociones perdidas. La Sala B despliega casos que problematizan la divulgación y la accesibilidad de contenidos específicos del arte. Allí se presenta una gran instalación/espacio de lectura de Lucas Di Pascuale, el archivo del proyecto Vagón de Arte de Emilio Pettoruti y viejos televisores en los que se emiten programas de divulgación de arte, como el mítico El Banquete Telemático de Federico Klemm y Carlos Espartaco, o las intervenciones televisivas de Marta Traba. En la misma sala se presentan, también, modelos de gestión educativa oficiales y autogestivos en contextos de vulnerabilidad, como la recreación de los Campamentos artístico curatoriales, el primer mural con la historia de Cromoactivismo, y la retrospectiva de la Escuela Liliana Maresca de Villa Fiorito. Participan, también, proyectos vecinos del barrio del museo con los que el Moderno realiza colaboraciones asiduamente.
En la antesala, como prólogo de la exhibición, se exhiben dos piezas participativas: Relación de Dependencia, de Andrés Aizicovich, una bicicleta con la que mientras una persona pedalea, otra hace piezas de alfarería, y Pieza pizarrón, de Claudia del Río, donde la artista invita al público a participar partir de consignas que se renuevan todas las semanas.
Los proyectos y los archivos en exposición ponen de manifiesto los modos en que el arte puede contribuir al bien común, al facilitar la participación de las personas en la construcción de vínculos profundos entre ellas y con el mundo.
La exposición forma parte del programa anual 2024 del Museo Moderno, Arte es educación.
Artistas participantes: Andrés Aizicovich, Diana Aisenberg, Ernesto Ballesteros, Norah Borges, Olga y Leticia Cossettini, Cromoactivismo (Marina De Caro, Guille Mongan, Vic Musotto y Daiana Rose), Marina De Caro, Claudia del Río, Mirtha Dermisache y las Jornadas del Color y la Forma, Lucas Di Pascuale, Leonel Fernández Pinola, Silvia Gurfein, Graciela Gutiérrez Marx, Federico Jorge Klemm, Guillermo Kuitca, Nicolás Martella y Manuel A. Fernández, Diego Melero, Rosario Vera Peñaloza, Emilio Pettoruti, Amalia Pica, Emilio Renart, Marcela Sinclair, Eduardo Stupía, Marta Traba y Edgardo Antonio Vigo.
Del 13 de junio al 2 de marzo de 2025. Puede visitarse lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 y sábados, domingos y feriados de 11 a 20. Martes: cerrado. Miércoles: entrada gratuita para público general. Entrada general,500 pesos para visitantes residentes en Argentina.
Museo de Arte Moderno (San Juan 350).