El Centro Cultural Borges presenta la exposición de arte textil El Canto del Cisne. Se trata del segundo capítulo de la investigación artística que realiza Nicole Mazza este mito. Con la curaduría de Irene Gelfman.
Mazza tomó como punto de partida el relato de Leda y el cisne y, a través de su bordado, creó una nueva narrativa poética plasmada en 32 obras. Dice Irene Gelfman, curadora de la muestra, “En un juego de apropiaciones y reescritura de un relato tradicional, la artista le da a las protagonistas la posibilidad de un destino diferente a partir de la unión de fragmentos, de zurcir patrones y de bordar finales alternativos”.
La historia de Leda y el cisne es uno de los relatos más sensuales de la mitología griega y explica de manera alegórica las pasiones y debilidades humanas. Según el mito, el dios Zeus descendió del Olimpo en forma de cisne y se presentó ante Leda quien fue poseída por el animal dando a luz a sus hijos mortales. Nicole Mazza tomó este mito como punto de partida y a través de su bordado creó una nueva narrativa poética. Mazza trabaja con textiles y bordados para crear obras figurativas que, en una primera instancia, parecen escenas de mujeres dóciles, pasivas y sensuales, pero a medida que nos acercamos encontramos un twist, los cuerpos curvilíneos y danzantes cortan, castran y matan. En esta serie, hay ciertos elementos que se repiten como leitmotiv: las tijeras y los cisnes. Las primeras, herramientas de costura por excelencia, utilizadas para crear y hacer cosas útiles, representantes del women's work, son utilizadas en la iconografía de Mazza por los personajes femeninos cuyos cuerpos remiten a ninfas de la antigüedad o bien a las vírgenes presentes en las iglesias europeas, como armas de castración. El cisne, animal que desde la antigüedad y para muchas culturas, representa la espiritualidad, la luz, la pureza, la elegancia, la sabiduría divina y la purificación, aparece fragmentado en distintos lugares de la sala creando una atmósfera de extrañamiento. Hay un juego de contradicción que utiliza la artista constantemente para generar cierta incomodidad en el espectador e invita a reflexionar sobre la condición humana y la cultura en la que estamos insertos, donde los mitos de origen están atiborrados de hechos atroces como violaciones y concepciones erróneas del mal llamado amor romántico.
Nicole Mazza trabaja con imágenes que la interpelan ya sea porque las vivió o son parte de su historia e intimidad. La artista tiene una forma de trabajar metódica y en serie. Se obsesiona con un relato o imagen y lo vuelve su objeto de investigación. Mazza desarrolla una iconografía particular para dar cuenta del vínculo con su cuerpo y la relación con otro; con un sello de identidad propio, resultado de la convivencia de diversos mundos y de una cultura visual peculiar, en la que abundan las imágenes religiosas, la culpa, la sexualidad, el ídolo, las pinturas renacentistas, los mitos y las simbologías.
Del 6 de septiembre al 30 de noviembre. Puede visitarse de miércoles a domingo de 14 a 20.
Centro cultural Borges (Viamonte 525).
Fuente: Patricia Ludueña, Prensa Comunicación Institucional