Los objetos escultóricos de Miguel Gandolfo se inscriben en una tradición geométrica que establece relaciones dialécticas entre el escultor y sus coordenadas creativas. La filiación afectiva con la madera existió desde temprano, a través de la carpintería de su padre, y continuó durante y después de su formación artística profesional. Sobre su obra, afirma: “Yo no tallo, fabrico piezas que ensamblo como un mecano”, situando así su trabajo entre la escultura y la carpintería, en lugar de ser una cosa o la otra. La supuesta disyuntiva entre el saber hacer artesanal y la impronta estética del trabajo escultórico es una dicotomía que Gandolfo impugna a lo largo de toda su producción creativa.
Bajo la categoría “ardiente geometría”, esta exposición reúne un conjunto de obras que marcan la trayectoria escultórica de Gandolfo, y revela otra de las raíces conceptuales de su trabajo. Dicho sintagma, acuñado por el escultor Luis Quesada, trasluce una conexión genealógica con el Bermejo, barrio de artistas de Mendoza, enclave creativo promovido por Quesada y hogar de su discípulo Gandolfo. Desde estas coordenadas, Miguel aporta su propuesta. Otras vías de exploración surgen conforme el artista encuentra nuevos motivos escultóricos que toman como ejes la precisión matemática de la geometría, el juego de vacíos y llenos, o la dualidad entre la organicidad de la madera y las estructuras calculadas y precisas.
En los laberintos tridimensionales y ensambles policromos destaca el interés por las formas de rigor matemático. Se trata de piezas escultóricas conformadas por varias unidades independientes que se resisten a la separación perceptiva. Además, Gandolfo ha trabajado consistentemente con otro tema en un número relevante de trabajos: los nudos gordianos, donde la madera se entrelaza de manera compleja y profusa. En otras búsquedas, las composiciones con duelas de roble evocan su uso histórico en la producción vinícola de la región, pero recrean nuevas formas que orientan una posible lectura del legado artesanal desde una interpretación contemporánea.
La herencia de una ardiente geometría se adivina en cada línea, color y quiebre de la madera. En el centro de la expresión artística se encuentra el individuo marcado por sus circunstancias concretas, reflejando la heterogeneidad de la creación estética.
Del 3 de julio al 1° de septiembre. Puede visitarse de miércoles a domingos de 14 a 20 con entrada libre y gratuita.
Centro Cultural Borges (Viamonte 525).