«Raquel Chomer no miente, dice el crítico Julio Sapollnik. Como artista sabe que tiene el privilegio de trabajar con sus emociones, por eso sus imágenes irradian la plenitud de vivir, de vivenciar el movimiento, de bailar por amor a la vida. Hay en ellas momentos de felicidad, o de una felicidad amenazada, por eso se estiran, se contorsionan, se conmueven, porque Raquel atravesó muchas de esas situaciones en su vida.
Contemplar estas obras provocan un instante de reflexión, un diálogo entre la construcción de la forma y la intensidad de su expresión. Hoy Raquel ha definido su estilo y comunica con intensidad un particular lenguaje escultórico. Sus trabajos se destacan por una síntesis formal plena, exacerbada por la búsqueda de nuevos planteos, sin complejidades; allí se hace evidente su ideario conceptual.»