Ida De Vincenzo no sólo es una gran artista plástica sino que se destaca por ser una verdadera “gestora” cultural. Así la reconocen todos sus colegas. Incansable promotora del arte aglutina a un grupo que está presente en distintas muestras y ferias mostrando lo que hacen. Participa muy activamente de la vida cultural de Buenos Aires. Forma parte del Rotary Club de Flores e integra el Consejo Directivo de la Asociación Calabresa de Buenos Aires; es Directora de Proyectos Culturales del Comité Italiano de Buenos Aires, es miembro de la Liga de Mujeres Calabresas y embajadora de la cultura de Cropalati, y de la cultura calabresa en el mundo, entre muchas otras asociaciones de las que participa en las que el arte y la tierra de sus ancestros, están ligadas. Ha realizado infinidad de exposiciones en el país y en el exterior tanto en galerías como Centros Culturales, Museos, ferias y otros espacios. Es una artista incansable que siempre está produciendo e innovando.

Ella misma nos cuenta su historia: “Tengo una historia parecida a muchas mujeres inmigrantes calabresas. Nací en Cropalati, Calabria, Italia, en un pueblito arriba de la montaña, que parece sacado de algún cuento. Desde cualquier lugar se pueden ver hermosos paisajes. Nací cuando ya había pasado la segunda guerra mundial. Mi papá había estado combatiendo y habíamos sufrido las consecuencias, por eso emigramos. Yo tenía 2 años. Aunque el tiempo pasaba, en la casa de mis padres, siempre se hablaba de lo mismo: de la tierra lejana, de la nostalgia , de la familia y de cosas inherentes a la familia calabresa. Por eso la cultura y la lengua italiana cobraron suma importancia en mi vida; siempre estuve en contacto con mis raíces. Después de 50 años pude regresar, conocer y recibir el cariño de mi familia lejana. Quedé conmovida por el esplendor de los paisajes de un mundo que ahora reconozco como propio. Nací de nuevo, pude unir el ayer y el hoy. Es mi segunda casa , como me gusta llamarla, ya que en mi corazón está Italia y Argentina por igual… Hace algunos años un hecho casual me acercó a la pintura. Ella está vinculada con el alma, y sin buscarlo, se trasformó en un grito que surge de lo profundo de mi interior y se plasma en colores y vivencias recuperadas…”