Una nueva galería en Buenos Aires se suma al circuito del arte. Se trata de Biga, ubicada en Arenales 1181 y que es una verdadera patriada de Gabriela Campo. Su propósito es apostar a los artistas contemporáneos. Es así, como en estos momentos pueden verse las obras del joven cordobés Santiago Torriglia, con una obra que combina pinturas y esculturas todas de líneas muy puras y sugestivas.
El artista nos invita a explorar el deseo desde diferentes ángulos y perspectivas, mostrándonos como éste se transformó en el motor que lo llevó hasta donde está hoy. Nos permite entrar en su intimidad y nos cuenta de manera casi cronológica el camino recorrido, siempre impulsado por la intensidad del deseo. De la plenitud, a etapas más oscuras marcadas por la tragedia, el autodescubrimiento, la relación con sus vínculos más intensos, sus pasiones, sus fortalezas y sus puntos más débiles, todo lo que lo llevó a romper con estructuras propias e impuestas y poder crear un nuevo ser sobre viejos patrones.
Dice Santiago: «Mi formación artística se nutre de diversas fuentes, desde el arte popular y el muralismo hasta el minimalismo y el arte conceptual. Mi obra se inscribe dentro del minimalismo figurativo, una corriente que busca reducir la forma a lo esencial y que se caracteriza por el uso de colores planos, formas geométricas y líneas simples. El deseo es el concepto que articula la obra, es lo que me impulsa a crear, a expresarme, a comunicarme. El deseo es lo que me conecta con el espectador. El deseo es lo que cuestiona las normas, las convenciones, los límites. El deseo es lo que revela la complejidad y la diversidad del ser humano. Mis obras se componen de líneas moduladas de distinto grosor, que crean formas orgánicas y dinámicas, y de rectas que cortan la tela con precisión, creando contrastes y tensiones. Los colores vibrantes que predominan en la obra son una invitación a entrar en mi mundo, a sentir lo que yo siento, a ver lo que yo veo. La ambivalencia de los dibujos, que pueden ser leídos como figuras o como fondos, como objetos o como espacios, representan el deseo; que puede ser fuente de placer o dolor, de libertad u opresión, de unión o de separación. Busco, a través de mi obra, interpelar al espectador, lo invito a reflexionar sobre su propio deseo, sobre sus motivaciones, sus aspiraciones y sus contradicciones. Poniendo al deseo como motor de la expresión y como una fuerza vital que nos impulsa a crear, a comunicar, a transformar», termina.
Hasta el 19 de agosto. Puede visitarse de lunes a viernes de 11 a 18.
Biga Art Gallery(Arenales 1181).