De Gustavo Provitina. La última confesión de Chejov. «Un hombre se prepara para morir, pero la vida lo interrumpe». Desde esta formulación se propone a un Antón Chéjov en su largo día de tránsito a la expiración.
Chéjov se encuentra en Badenweiler (Alemania).
Es el verano de 1904. La inminencia de la muerte se ha instalado en las articulaciones de su cuerpo; la combinación de la fiebre, el hastío y la ansiedad lo sumen en un estado rayano al delirio. Aguarda, con impaciencia, el arribo de su esposa, la actriz Olga Knipper. El invierno del juglar centra el trabajo en el actor con sus conmociones y narratio entre lúcida, ingenua y nostálgica, desde una corporalidad en decadencia y una oralidad casi poética. Inmerso en un espacio de bello estatismo romántico, el soliloquio hilvana, de un modo gradual, un diálogo estremecedor con las voces que habitan las íntimas resonancias de su travesía existencial. Chéjov se desgaja en todos los planos de su vida breve y fecunda. El dramaturgo, el médico, el narrador mordaz y sensitivo, el hombre que discute con las sombras de Tolstoi, Gorki, Stanislávski.
Duración: 60 minutos.
11 y 18 de noviembre a las 21.30.
Localidades, 1.000 pesos.
Poncho Club Cultural (Leopoldo Marechal 1219).