Liliana Golubinsky presenta su nueva exposición El viaje en la Galería Rubbers. Sobre ella, escribe María Paula Zacharías: “Se levanta de la cama en Kioto y ve correr el agua del arrollo Shirakawa. Cierra los ojos y escucha el ruido embelesada. Todavía no puede pintarlo, apenas lo guarda en unas fotos.
«Es tan conmovedor todo en Japón que Liliana Golubinsky anda como sin pisar el suelo. Sale del pequeño hotel y recorre calles angostas de adoquines, donde las casas de estilo tradicional tienen cortinas sudare. Cruza puentes de piedra y pequeños santuarios entre cerezos y sauces llorones. Con los días, aprende a responder con un mismo mohín dulce y silente las constantes atenciones de los anfitriones. Es el reino de lo correcto, amoroso, suavísimo. Una sociedad evolucionada, donde cada uno aspira a dar lo mejor de sí. Paciencia para la perfección. Templanza. Hay tantos pétalos en el agua que las garzas se esfuerzan por caminar con un paso torpe para su elegancia. En Nara puede estirar la mano para acariciar a sus ciervos delicados y quietos.
«Ya pintará al volver esas maneras refinadas que se respiran. Imitará la caligrafía indescifrable, a la que encuentra su música, y sumará muñequitas de kimono que parecen porcelanas. Hará collages con los tickets de las entradas a los templos y los hilos dorados de los omamori (talismán o amuleto). Tendrá hallazgos inesperados como esos pequeños maniquíes para agregar a sus composiciones. Sellos de manos que dan y que reciben, solícitas, por todo el bastidor. Continuará el motivo de un retazo de tela con estampa de retratos que se parecen tanto a los suyos que impresionan.
«Pintará el azul del agua y el rosa del sakura que quedaron grabados en su alma como el viaje, el más lejano y transformador de su vida. Cada cosa era inesperada y, a la vez, sentía que ya conocía lo que veía. Pintará, luego, por primera vez un cuadro sin personas. En las nuevas pinturas aparecen centauros con patas de ciervos y guerreros furiosos que custodian los templos. Esos son los seres que se manifiestan en sus telas, el elenco que baja a su pincel cada vez que la pintora se para frente a un lienzo. Siempre el ejercicio es uno: esperar a que los personajes sean captados por su antena hipersensible. Después de exponerse a un país tan hermoso, ha regresado otra y la misma a la vez.”
Del 8 al 3o de octubre. Puede visitarse de lunes a viernes de 12 a 18.
Rubbers (Av. Alvear 1640 PB).