Dramaturgia y dirección de Norman Briski. Esta obra es el intento de patetizar el encubrimiento de la salud como fenómeno de la enfermedad. Con un tratamiento protocolar que se aliena con la tecnología del diagnóstico, de la maquinaria como expendedoras de parcialidades y del juego ecográfico sobre los cuerpos humillados, detenidos, con determinaciones indudables. El enfermero es testigo de todas las escenas que concurren al negocio humanista de las obras sociales.
Si nos atreviéramos a recurrir a la metáfora de este coágulo dramático podría incluirse en la conexión con el social histórico que responde a que la salud y la enfermedad se convierten en intereses homicidas. Esta obra en términos de relato quiere diluir la trama para solo buscar las intensidades trágicas. Pero como toda discontinuidad, lo institucionalizado imprevisiblemente es mordido por la rebeldía de los bordes y todo lo edilicio se derrumba y los manteles pierden la luna. Música, de Fito Páez. Con Sergio Barattucci, Susana Amuchástegui, Guillermo Bechthold, Alfonsina Macchi Herrera, Daniela Colucci, Paula Gabriela Flaks, Emmanuel Melgarejo, Guadalupe Mesples, Gastón Quiroga, Laura Tarchini.
Duración: 60 minutos.
Sábados a las 21.
Localidades, 1.000 pesos. Estudiantes y jubilados, 800.
Calibán (México 1428 PB 5).