Pablo A. Basz
(Paradiso Ediciones)
Las catástrofes humanitarias y los derrumbes personales nos recuerdan que vivimos una sola vida, que incorpora todas aquellas que podrían haber sido y no fueron. Encienden el juego de las vidas alternativas: ¿qué habría sido de alguien que quedó atrapado bajo los escombros de un terremoto, si segundos antes caminaba en otra dirección? ¿Quién habría sido el niño que nació con una grave enfermedad, si la caprichosa combinación genética se ordenaba de otro modo? El desastre puede matar o transformar. Ante estímulos equivalentes, los personajes de esta novela fracasan y triunfan, a su modo.
Las catástrofes naturales suelen ser devastadoras. No lo son menos los derrumbes personales. En 2010 Haití quedó parcialmente destruido por un terremoto. Cientos de miles de muertos sepultados entre los escombros y más de un millón y medio de personas deambulando por las calles fueron sólo algunas de las consecuencias del sismo.
Resguardado por un organismo internacional, Lucio, el protagonista de Ruinas bajo tus pies, llega a Puerto Príncipe con una cámara fotográfica. Pronto vivirá en un mundo enrarecido donde cualquier certeza ha sido sepultada entre polvo y cadáveres. Otras aventuras y otras sorpresas lo esperan. Pero el verdadero acontecimiento, tan potente como el terremoto mismo, es el de encontrarse con un niño que padece una extraña enfermedad. Esa criatura va a cambiar profundamente su vida y, casi sin quererlo, lo ayuda a construir algo más sólido para sí mismo.
Valiéndose de una admirable destreza narrativa, Pablo Basz construye una novela en torno a dos derrumbes: el de un país y el de un hombre. Pero el personal, lejos de convertirse en una tragedia, es para Lucio una nueva oportunidad. Porque el amor que siente por Lalo, el niño enfermo, es una epifanía que ilumina su propia existencia y lo transforma para siempre. Quizá porque desde su silencio o su retiro, ni mejor ni peor, pero diferente al resto, es esa criatura la que simbólicamente reconstruye el país devastado y le brinda al protagonista una porción de felicidad que le había sido negada.
Ruinas bajo tus pies nos deja el sabor de una rara belleza, acaso la de una escritura sostenida e iluminada desde lo más hondo y verdadero del autor.
(Osvaldo Quiroga)