El Museo Nacional de Bellas Artes presenta a partir del 19 de marzo la exposición temporaria “Gerstein. Heras Velasco. Simon. Artífices del metal”, que reúne en la sala 33 del primer piso tres esculturas de grandes dimensiones, pertenecientes a la colección institucional, creadas por estas reconocidas artistas argentinas.
En la sala podrán verse las esculturas “Marejada” (1970), de Noemí Gerstein, adquirida recientemente por Amigos del Bellas Artes para integrar la colección del Museo; “Transposeña” (1971), de Juana Heras Velasco; y “Caja” (ca. 1967), de María Simon, ambas obras donadas por las propias artistas al acervo del Bellas Artes.
«Las piezas que integran esta muestra fueron realizadas por tres escultoras argentinas tan virtuosas como vanguardistas. Sus obras aúnan la inventiva de la abstracción formal con el trabajo físico necesario para vencer la resistencia de materiales como el acero inoxidable y el aluminio”, explica el director del Bellas Artes, Andrés Duprat.
“Esta exposición reconoce la influencia de Gerstein, Heras Velasco y Simon en la renovación del lenguaje escultórico. Pero, sobre todo, es un homenaje a sus decisiones, que lograron eludir los preceptos que, a lo largo de la historia, han condicionado la actuación de las mujeres artistas”, agrega Duprat.
“La trayectoria de estas escultoras –afirma, por su parte, la directora artística del Museo, Mariana Marchesi– está atravesada por la experimentación con los materiales y las formas, así como por técnicas de trabajo que suponen un constante desafío a los límites del propio cuerpo. Realizadas entre fines de los años 60 y principios de los años 70, las piezas exhibidas plantean cuestiones como el vínculo con el entorno –natural o urbano– y la capacidad de interpelar o de interactuar con el público. Puestas en diálogo, adquieren nuevas potencialidades e invitan a reflexionar sobre el rol innovador de las mujeres artistas en la historia”.
Gerstein realizó “Marejada” a mediados de los años 60. Una década después, la llevó a mayor escala para que se camuflara con el entorno natural. En esta pieza, compuesta por tubos cilíndricos de acero inoxidable, los juegos de cóncavos y convexos permiten el movimiento por la acción del viento, reflejar el cielo o, incluso, producir sonidos.
En esa misma época, Heras Velasco concibió “Transposeña”, el primer ejemplar de una serie basada en las señales de tránsito. Flechas, círculos y barreras se apropian del lenguaje visual que ordena la vía pública y regula la vida en sociedad. Sacados de contexto y reformulados como esculturas, estos íconos generan indicaciones ambiguas, que simbolizan el caos de las grandes ciudades en el siglo XX.
La obra de Simon exhibida en sala integra un grupo de piezas que creó con cajas de cartón recolectadas en la vía pública. Con estos objetos encontrados, la artista establece una franca reflexión sobre los hábitos de consumo y desecho de la sociedad contemporánea.
“La abstracción que Gerstein, Heras Velasco y Simon habían abrazado ya avanzadas sus trayectorias se despliega a través de definidas poéticas personales. Al mismo tiempo, este gesto las ubica en un lugar disruptivo dentro del campo artístico: al optar por la gran escala y el uso de materiales industriales, como el hierro y el aluminio, desafiaron los patrones asociados a la femineidad y los imaginarios de delicadeza y fragilidad que las obras realizadas por mujeres debían inspirar”, analiza Marchesi.
Del 19 de marzo al 23 de junio. Puede visitarse de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.
Sala 33 del primer piso del Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473).